sábado, 26 de octubre de 2013

La crítica (no) será terrible

En su ya tradicional espacio radial de cada medianoche, el Negro Dolina se tomó un tiempito para hablar de su parecer sobre las transmisiones de fútbol en la Argentina. Fue crítico; y, además, se expresó con la lucidez, la acidez y el sarcasmo que forman parte de su marca registrada.

Dolina, detalle que aclaró a la noche siguiente de su comentario original, no estaba refiriéndose exclusivamente a las transmisiones de Fútbol para Todos. Escuchando con atención y buena leche, esto quedaba más que claro. Habló de errores a la hora de mencionar a los jugadores, citas ociosas de la estadística, imágenes que sacaban al espectador del juego en sí mismo y otras cuestiones a las que sintetizó como “una conspiración para que no veamos los partidos”.

Más allá de las exageraciones y el tono irónico y, a veces, soberbio de Dolina, es importante detenerse en los argumentos de su exposición. Creo que hay más de uno que son atendibles; pero sólo voy a centrarme en los periodísticos, que son los que me involucran. Comparto la convicción de que la estadística citada indiscriminadamente llena el aire de datos absurdos y conducentes a nada; y mucho menos sirven para animarse a prever, ni siquiera a suponer, el posible resultado del juego que estamos transmitiendo. No tiene mucho sentido saber si el “9” de Karlsruhe metió todos sus goles en las tardes de lluvia con menos de diez grados de temperatura (permítaseme la exageración para graficar el ejemplo), así como tampoco ensayar complicadas y abundantes explicaciones de situaciones que no las requieren.

También consumimos muchas energías y segundos de aire ocupándonos de vigilar con lujo de detalles si Fulanito festeja o no el gol que le hizo a su exclub o al club tradicionalmente rival de aquel con el que Menganito está más identificado o cómo recibió la hinchada local a un exjugador o extécnico de su equipo. En otro tramo, el Negro mencionó las charlas entre nosotros que no tienen relación con el partido; y ese es otro punto en el que le doy la derecha. Las charlas y los chistes internos que dejan fuera al espectador también ensucian la transmisión.

Él tampoco omitió la queja de muchos invictos de sofá, que reconocen inmediatamente a todos los jugadores aunque tengan los ojos cerrados. “No aciertan a los jugadores, no conocen ni a los que juegan en nuestro país”. Eso no es así. Algunos más y otros menos, pero todos los relatores confunden alguna vez jugadores durante el relato o comentario. Eso no quiere decir que no conozcan o que sean malos profesionales. Siempre se hace todo lo posible para reducir al mínimo el margen de error, que, de todos modos, siempre está latente cuando se trabaja en vivo; y una vez cometido, no se lo puede eliminar por más rápido que podamos hacer la rectificación de la observación o el dato erróneos.

Lo que ocurre, a diferencia de lo que sucedía en tiempos del fútbol codificado, es que hoy se ve por televisión abierta los diez partidos de la Primera División y varios de la B Nacional. Todo, además, está a disposición de una teleaudiencia muy masiva en todo el país y el mundo gracias a las nuevas tecnologías. Antes, en cambio, los pocos partidos disponibles en vivo sólo estaban al alcance de los que podían (y/o querían) pagarlos; el resto nos llegaba varias horas (o días) después de disputados con una prolija edición que disimulaba los errores, incluso haciendo grabar posteriormente el audio sobre las jugadas que en el momento que se produjeron habían sido erróneamente advertidas por los periodistas. El vivo no da ese margen y, por lo precedente, pagamos el precio con mucho gusto.

Así todo, hay que aprender a aceptar la crítica. Los periodistas la hacemos cotidianamente y en muchos casos de nuestro lado tampoco se escatima la sorna y la ironía, cuando no la agresión y/o la descalificación. De la misma manera que exigimos tolerancia para nuestras críticas hacia otros, debemos recibir las que se hacen sobre nuestro trabajo; y, por qué no, tomarnos el tiempo para analizarlas y ver si de ellas hay algo que nos motive a rever y mejorar algunas de nuestras prácticas. La que nos hizo Alejandro Dolina a mí me sirve.

2 comentarios:

  1. Fernando, creo que es acertado el comentario en todo su contenido. De todos modos, te hago una sugerencia que, me gustaría, devenga en tu opinión: ¿no sería interesante que los canales de cable que hacen retransmisiones de la señal de FPT (C5N, Crónica, CN 23, DeporTV, etc.) estén obligados a tener sus propios relatores y comentaristas? De esa manera no sólo el espectador tendría una mayor cantidad de opciones para escuchar el partido, sino que muchos colegas periodistas tendrían la posibilidad de acceder a diversas fuentes de trabajo originadas por un mismo producto... Al decir de Fontanarrosa, no sé si he sido claro... Un abrazo!.

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  2. Muy noble de tu parte esta devolución. Felicitaciones por tu altura intelectual

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